
La danza del vientre llego a Colombia, vía fluvial con los inmigrantes árabes y sus familias a finales del siglo XIX. Según el Centro Cultural Árabe, en el país hay 1.5 millones de descendientes directos de las tres oleadas de inmigración.
En la primera (1880-1920) predominaron los Palestinos Cristianos que sin hablar nada de español, se insertaron en la cultura local aportando técnicas comerciales como las tiendas por departamentos, el crédito y las ventas puerta a puerta.
En la segunda (1920-1945) fue de jóvenes árabes con pasaporte francés o ingles, debido a las ocupaciones de finales de la primera guerra mundial.
Y la tercera (1945-..) correspondió a la diáspora de países que ya eran independientes como la de los Sirios y Libaneses.
Los pioneros árabes entraron al país por Puerto Colombia y Cartagena, se asentaron en la Costa Atlántica y de allí hacia el interior del país. Por donde pasaban los árabes se producía una mezcla cultural invaluable con las costumbres de occidente. Muchos de los árabes de segunda y tercera generación han logrado tal nivel de asimilación que resulta difícil reconocer su origen, a pesar que no han perdido sus costumbres. Algunos prefieren la vida anónima en sus tradicionales ventas de textiles o comercios. Otros se hicieron visibles por su éxito en los negocios, las artes, la farándula, los deportes y la política.
A la par de dicha inserción y fusión Colombo-Árabe se fue desarrollando en el ámbito de la cultura, nuestra bien amada Danza del Vientre. Que en principio como lo fue desde la antiguedad y en sus países de origen; era desarrollada por mujeres y para mujeres. Dentro de los altos e impenetrables muros de sus hogares. Donde abuelas, transmitieron a sus hijas y estas a su vez a sus hijas; el folclore de sus lejanas y añoradas tierras del Medio Oriente. Estas hijas y nietas con el transcurrir del tiempo fueron incursionando en los ámbitos académicos, universitarios, sociales, artísticos, etc. mostraron a sus allegados su maravillosa herencia mágica y femenina de la danza árabe. Danza que mezclada con el folclore local fue semillero de afamadas bailarinas y coreógrafas como Sonia Osorio.
Con la llegada en el año 2000 de la mundialmente reconocida cantante Shakira, el bomm y masificación de esta danza y su particular movimiento de cadera, alcanzo el interés de mujeres de todas las edades, tipo físico y condición social. Alcanzando así su más alto grado de masificación y con ello la apertura de gran cantidad de academias, escuelas, gimnasios centros especializados en su enseñanza. Como muchas modas pasajeras para un grupo de mujeres el aprendizaje de este arte se convirtió en un hobbie más que perdió su interés al arribar otro ritmo.
pero para quienes esta danza milenaria, mágica, iniciática, transformadora se convirtió en su estilo de vida, forjo el semillero para bellas, talentosas y excelentes maestras y bailarinas que hoy día son orgullo e inspiración a nivel nacional e internacional, como es el caso de Sonia Hurtado, Claudia Cabana, Jackeline Molano, Johanna Paola Vargas, Luz Beatriz Jaramillo, Eliana González, Maria Isabel Ángel y muchas más mujeres que con su fuerza femenina, tenacidad, talento y empuje; han logrado conservar la esencia de este bello arte: " Hacer de la vida una emocionante y asombrosa Danza"
Investigación, redacción, responsabilidad: Diana Cárdenas Montejo. Bogotá Colombia Marzo 22-2009